La bella lejanía
RÉGIMEN DE VISITAS
Siempre
que te entrego al amor
de los brazos
de tu madre
(porque un ser tan hermoso
no lo hubiera conseguido hacer
uno solo de nosotros),
qué fácil
es morir
y qué difícil es vivir
cuando te digo
adiós.
Hijo mío,
acuérdate,
acuérdate
de mí:
sálvame.
PASANDO PÁGINA
Ella
ya rehízo su mundo con su cara más bonita,
y cuando miro hacia atrás todo lo comprendo.
Sí, me hacía el amor, me protegía de los enemigos,
y me daba la mano, retrasando el momento
de llevarse las cosas más bellas,
y me abrazaba, llorando de risa con mis chistes,
pero sufría, sufría cuando no la veía nadie,
por mi corazón ya destrozado sin ella.
Yo me pasaría lo que me queda de vida triste
en la luz y la sombra de las calles
si la tristeza la retuviera conmigo,
si la tristeza me la trajera de vuelta.
Pero has de saber que la mujer de tus sueños
ya no atiende a razones, nostalgias o poemas:
ya había superado todo el duelo
un año antes de romper contigo.