Descripción
Estos poemas no hablan del metro de Barcelona aunque sí se enroscan igual que él como la raíz de una maceta, como la raíz de una ciudad que de repente, desde la tiniebla, se antoja más que eso. Aquí la prisa del metro es un pretexto para no llegar o llegar de otra manera, quizás utópica si la utopía pudiera decirse con palabras pequeñas. Porque Jorge Díaz —autor de La piel de la memoria o Almizcle y tabaco— es en realidad un maestro de la espera, de la feliz cotidianidad y colores que nos quitan las ganas de creer en retablos. Las palabras de Jorge Díaz oscilan siempre entre un mundo y otro, pero sus metáforas acaban cayendo siempre, por suerte, de este lado. Cuando pone en marcha el gusano subterráneo del metro, que recorre la oscuridad (memoria) lleno de ventanas (imágenes), nos pasamos, casi a propósito, la estación de la literatura y nos bajamos en la de vivir. Entonces estamos en Barcelona y los dioses nos miran.
JUAN ANDRÉS GARCÍA ROMÁN
